Necesitamos recuperar todas las cualidades de nuestra niña interior sana, poder desarrollarla en nuestro interior, para así poder hacer vivir en nuestro presente con el disfrute, la alegría, la vitalidad, la diversión, la curiosidad y el asombro, cualidades y capacidades necesarias para descubrir el mundo y dejarnos sorprender por sus misterios y belleza.
Si cuando fuiste niña te viste obligada a crecer demasiado rápido por las circunstancias que acontecían en tu sistema familiar, por ejemplo, si tuviste que sostener a mamá o papá en lugar de ser sostenida por ellos adoptando tú el rol de adulta, si tuviste que ejercer de mediadora entre mamá y papá, si por cualquier razón te viste obligada a encargarte de tareas y responsabilidades de adultos que sobrepasaban tus recursos de niña, … lo más probable es que una parte de tu SER se desconectara de su aspecto genuino para poder lidiar con asuntos que tenían que resolver los adultos. No pudiste ser niña.
“Solo cuando escucho la voz de la niña que hay en mi interior puedo sentirme auténtica y creativa”. – Alice Miller.
Cuando esto sucede tu parte infantil se desconectó, no pudiste vivir tu infancia de forma libre y auténtica, no tuviste más remedio que sobreadaptarte a las circunstancias y crecer demasiado rápido “para sobrevivir” (ocupar tu lugar en el sistema/tribu). Los mandatos que se graban en tu inconsciente son del tipo “no puedo jugar”, “no hay tiempo para eso”, “la vida es dura”, “yo tengo la responsabilidad”, “yo tengo que encargarme”, “no hay sitio para lo espontáneo, tengo que tenerlo controlado”, “qué difícil es vivir”, “qué complicado es todo”….
Haber crecido demasiado rápido nos impidió desarrollar nuestra parte más espontánea, creativa, curiosa, exploradora, soñadora, … Esas partes siguen en nosotros solo que aprendimos demasiado temprano a desterrarlas a las profundidades de nuestro ser custodiadas por las corazas y capas que tuvimos que construir para seguir ocupando nuestro rol en el sistema.
Más tarde, en la vida adulta, sanar implica desenterrar todo lo genuino que la versión infantil tuvo que esconder bajo esas capas, tumbar creencias inconscientes del tipo “tengo que maternar a mi madre”, “puedo sola”, “tengo que poder sola”, “no necesito a nadie” o “la vida es demasiado difícil para confiar”.
Embarcarnos en el proceso de desenterrar todos esos aspectos genuinos de nuestra niña interna nos hará poder contactar con todos sus dolores de infancia y poder repararlos desarrollando nuestra madre interna (ser para nosotros la madre y el padre que hubieramos necesitado tener). Contactar con este núcleo más genuino de nuestro ser nos permitirá traer a la luz la versión real, sabia y vulnerable de nosotras mismas. Podemos, al fin, contemplar toda nuestra multitud interna y recuperar todas las potencialidades creativas de nuestro ser que fueron olvidadas, desde un estado que invita a descubrir el mundo con curiosidad y asombro (naturaleza de un niño sano).
“Esta entidad infantil, el ser que verdaderamente somos y hemos sido siempre, vive en nosotros aquí y ahora”. Jeremiah Abrams
Recuperar todos los aspectos de nuestra niña interior sana implica sanar la herida primaria: la distancia que hubo entre lo que necesité de forma genuina y lo que mamá y papá alcanzaron a darme, nos produjo un dolor tan inmenso que necesitamos crear una coraza emocional para poder seguir adelante. Una distancia llena de carencias y necesidades insatisfechas.
Cuanto más profunda es la herida que llevamos en el corazón, más rígida es la coraza que nos creamos para protegernos a lo largo de toda la vida.
Necesitamos sanar con mamá y con papá para poder liberarnos de la carga de las heridas infantiles y poder contactar con nuestra autenticidad. Solo sanando esta herida origen es que podremos encarnarnos y sostenernos en la adulta que somos hoy integrando la vitalidad, la chispa y la espontaneidad que nos brinda nuestra niña interior sana.
A este punto se llega a través de la aceptación y el perdón hacia quienes nos hirieron, pues solo liberándonos del rencor, el resentimiento y la culpa es que podremos soltar las cargas emocionales, patrones limitantes y volver a recuperar toda nuestra energía vital.
“El perdón tiene muchas capas y muchas estaciones. En nuestra cultura se tiene la idea de que el perdón ha de ser ciento por ciento. O todo o nada. También se nos enseña que perdonar significa pasar por alto, comportarse como si algo no hubiera ocurrido. Tampoco es eso […] lo más importante del perdón es empezar y continuar. No eres mala si te cuesta perdonar. Y no eres una santa si lo haces. Cada cual a su manera y todo a su debido tiempo”. – Clarissa Pinkola
En el proceso de perdonar nos liberaremos de rigideces, tensiones, dolores musculares, problemas de piel y otras tantas somatizaciones que producen los duelos cronificados, los rencores y la culpa.
¿Qué necesita perdonar tu niña interior para liberarse de las cargas emocionales que la aprisionan?
¿Estoy dispuesta a aceptar que mamá es como es?
¿Estoy dispuesta a aceptar que papá es como es?
“Nuestra niña interior posee el espíritu de la verdad, la espontaneidad y la autenticidad absoluta. Sus acciones manifiestan la naturalidad que hay en nosotros, la capacidad de actuar adecuadamente y la aptitud para resolver cualquier situación”. – Jeremiah Abrams
Necesitamos recuperar todas las cualidades de nuestra niña interior sana, poder desarrollarla en nuestro interior, para así poder hacer vivir en nuestro presente con el disfrute, la alegría, la vitalidad, la diversión, la curiosidad y el asombro, cualidades y capacidades necesarias para descubrir el mundo y dejarnos sorprender por sus misterios y belleza.
¿Cómo puedo comenzar a hacer contacto con la vitalidad de mi niña interior?
¿Qué puedo comenzar a hacer para conectar cada día con el disfrute y la diversión?
¿Qué cosas me hacen disfrutar como una niña pequeña y cómo puedo incorporarlo en mi presente de forma más continua?
Cuando hacemos el trabajo terapéutico y recuperamos a nuestra niña interior sana, nos moveremos desde los valores de la libertad, la naturalidad, la expansión y el asombro hacia el mundo.
Sanar a nuestra niña interior y rescatar nuestros aspectos más genuinos de las profundidades, nos permite darnos a luz de nuevo, más auténticas, más sabias y completas.
“Los tesoros del auténtico yo infantil son entonces ocultados y protegidos en un santuario tan bien escondido que cuando el yo adulto madura, es incapaz de recordar y recuperar al niño interior que de este modo, termina abandonado y perdido. Con el tiempo, la racionalidad o la amargura sustituyen a la espontaneidad y transparencia naturales de aquel yo resplandeciente”. – Jeremiah Abrams
Nuestra niña interior sana representa la energía, el movimiento, el entusiasmo, las ganas, la autosuperación y la voluntad para pasar a la acción. Gracias a nuestra niña interior podemos convertir los sueños en realidad, es nuestro alquimista interno que no solo busca perfeccionar todo lo que hace en el mundo material, si no que también busca perfeccionarse a sí mismo.
De corazón espero, que todo lo que comparto, te ayude a iluminar allí donde más oscuro se ve.
Un abrazo lleno de luz y fuerza✨
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Te acompaño en tu proceso: Te acompaño en ese viaje hacia lo más profundo de ti, a ir soltando todo lo que no te pertenece, a ir poniendo luz a esas partes que tuviste que esconder, ir renunciando a la esclavitud de la aceptación de otros, volver a sentirte segura siendo tú. Sentirte adulta, aceptarte y poder darte la incondicionalidad legítima que un día quizás no recibiste y que aún hoy estás necesitando. Pregúntame sin compromiso.
Manual de autosanación: «HERIDA. Comprender y sanar a mi niña interior» Un viaje a tu interior que se compone de 30 capítulos y 13 anexos. 594 páginas que te ayudarán a identificar tus propias capas de dolor, de qué se compone cada una de ellas, que entiendas la función que cumplieron y de qué te intentaron e intentan proteger, qué las detona y cuál es su secuencia.
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