«Aprendiste a sobrevivir fingiendo no necesitar nada de nadie, no entiendes el gran vacío que te habita porque te creíste tu propio cuento. A veces, detrás de esa apariencia de autosuficiencia e independencia extrema, se esconde un profundo miedo a la intimidad y a la conexión».
Ya hemos hablado en alguna ocasión sobre los extremos, tanto el exceso como el defecto cubre o esconde una carencia, y cuando hablamos de extremos opuestos, cubren exactamente la misma. En este contexto «fingir no necesitar a nadie» y el «yo puedo sola y con todo» (máscara de autosuficiencia – hiper-independencia) suele esconder una necesidad imperiosa de contacto, de intimidad, de conexión, … Tapa un profundo miedo a conectar con nuestra vulnerabilidad, a volver a sentir el dolor de mi herida. Cualquier herida con la que llegamos a las conclusiones dolorosa de: «no puedo contar con nadie», «nadie va a estar ahí para mí», «no le importo a nadie», «no me puedo fiar de nadie»,… en cualquiera de sus versiones.
Con esta estrategia pretendo compensar el dolor que sufrí al sentirme traicionada, decepcionada, injustamente tratada, no vista…, me cuido de no volver a confiar en nadie para no volverme a quedar esperando. No me permito confiar ni pedir ayuda. Desde esta desconexión con tu vulnerabilidad no te permites reconocer tus verdaderas necesidades y esto te impide cubrirlas.
Sí, puede que te sientas protegida pero la desconexión NO es selectiva: si te desconectas del dolor te desconectas de la dicha. Las consecuencias de esa «congelación emocional» las guarda tu cuerpo que somatizará todas tus necesidades no cubiertas (entre otras consecuencias).
*La congelación es una de las respuestas de nuestro sistema nervioso ante un evento traumático, es la opción que queda cuando entiende que no tiene los recursos suficientes para luchar o huir de la amenaza. Cuando somos niños estamos indefensos, dependemos de nuestros padres o cuidadores, no contamos con recursos suficientes para protegernos y regularnos, la congelación fue nuestra mejor opción, quedando toda la energía de aquellas emociones y sensaciones enquistadas y sin liberar.
El dolor no entrará (más del que ya albergas en tu corazón) pero tampoco lo hará el amor. Es solo escuchándote, permitiéndote sentir(te) y mirando tu dolor de frente que podrás descubrir aquello que temes y de lo que pretendes protegerte: puede ser el dolor de ser rechazada, abandonada, sentirte humillada, engañada, injustamente tratada,… solo tú conoces tu historia, y cómo hoy la sientes y la vives en tu cuerpo.
- ¿Dónde aprendí a ser así?
- ¿Cómo lo aprendí?
- ¿De qué me protejo?
- ¿Por quién me sentí traicionada?
- ¿Quién no estuvo ahí cuando más lo necesitaba?
- ¿Qué gano con este escudo?
- ¿Qué pierdo?
De base en este mecanismo, suele mandar un estilo de apego evitativo.
Al hablar de este escudo protector que es la hiper-independencia y de los miedos que hay detrás, nos encontramos con un mecanismo inconsciente primo hermano directo: el miedo al compromiso.
El hecho de haber establecido vínculos afectivos fuertes que luego se truncaron de manera repentina, puede llevar a que aparezca un miedo a entablar otros lazos amorosos. El mecanismo psicológico que explica esto, es el fuerte dolor que produce recordar lo que es sentir un fuerte afecto por alguien para después perderle. La filofobia, o miedo extremo al enamoramiento, es un ejemplo de este fenómeno.
En este punto, una de las manifestaciones posibles, es atraer a personas “no disponibles emocionalmente” como forma inconsciente de asegurase que el compromiso no será posible. Personas casadas, parejas a distancia, personas adictas al trabajo, inmaduras emocionales, personas que cubren en su familia el rol de uno de sus progenitores ausentes, …
Muchas personas se quejan de sentirse atraídas o de atraer constantemente a personas no disponibles emocionalmente. Y se preguntan cuál es la razón que les impide vivir un vínculo realmente comprometido, recíproco y sano.
Tenemos dos opciones: Una es poner el foco en el afuera: en la mala suerte, en el destino o en la idea de que cada vez existen menos personas sin pareja que estén dispuestas a involucrarse. Otra opción, es hacernos la pregunta clave: ¿Estoy yo realmente disponible para un otro?
Pero no quedarnos ahí, sino ir más allá:
- ¿Estoy disponible para dejar de moverme sólo en función de mis necesidades y ocuparme también de la creación y el cuidado de un “nosotros”?
- ¿Estoy disponible para conectar con mi propia vulnerabilidad y correr el riesgo de compartirla con un otro y dejarle ver mis partes más oscuras?
- ¿Estoy disponible para confiar en un otro y tomar su ayuda, su apoyo, su consuelo o su aliento?
- ¿Estoy disponible para acoger a un otro en su vulnerabilidad, sin condenarle, juzgarle, ni pensar que eso es señal de debilidad o que le hace perder atractivo?
- ¿Estoy disponible para escuchar, contener y sostener a un otro compasivamente en sus momentos críticos o de necesidad?
- ¿Estoy disponible para poner límites y cuidarme a mí misma dentro de una relación con un otro?
- ¿Estoy disponible para tomar el riesgo de amar, involucrarme y entregarme por completo, sabiendo que puede no resultar y que tendré que lidiar con el dolor que eso me cause?
- ¿Estoy realmente disponible para recibir y para entregar aquello que tanto anhelo, con todo lo que eso implica?
Es importante que seas brutalmente honesta contigo, es probable que te sorprendan tus respuestas. La disponibilidad de un otro nos desafía a abrirnos, a tomar lo que nos ofrece y a entregar en igual medida. Esto a su vez, nos invita a entrar a un lugar dentro de nosotros mismos que, a veces, nos resulta demasiado amenazante.
¿En qué medida estás disponible para ti?, ¿De qué forma saboteas tus relaciones?, ¿Cuántas excusas encuentras para no comprometerte?
Cuando estamos realmente disponibles para amar, no sólo no aceptaremos a alguien que no esté dispuesto a encontrarnos en ese mismo lugar, sino que no encontraremos nada de atractivo en su forma de actuar.
Si quieres seguir indagando en ti y comenzar a trabajar por tu cuenta en tus heridas para romper con los mecanismos que creaste para protegerte y que hoy te bloquean y te limitan, te propongo varias formas de hacerlo:
Enfocado a relaciones tóxicas y dependencia emocional (ebook PDF descargable): «Amores adictivos. Cómo superar la dependencia emocional»
El combo perfecto para trabajar con tu niña interior en las relaciones (ebook PDF descargable): «Heridas de infancia. Manual de sanación» y «Heridas de apego. Cómo aprendí a vincularme y cómo desparenderlo»
El trabajo completo, apego, dependencia, regulación emocional, consciencia corporal y heridas de infancia (disponible en tapa blanda y digital): El manual de autosanación «Herida. Comprender y sanar a mi niña interior». Un viaje a tu interior que se compone de 30 capítulos y 13 anexos. 594 páginas que te ayudarán a identificar tus propias capas de dolor, de qué se compone cada una de ellas, que entiendas la función que cumplieron y de qué te intentaron e intentan proteger, qué las detona y cuál es su secuencia.
No se trata de culpables, se trata de hacernos conscientes de lo que nos faltó o sobró, revisar de dónde vienen algunos mecanismos que nos generan sufrimiento y re-educarnos (re-programarnos). Porque hoy, sin duda alguna, podemos hacerlo diferente.
De corazón espero, que todo lo que comparto, te ayude a iluminar allí donde más oscuro se ve.
Un abrazo.
Te acompaño en tu proceso: Te acompaño en ese viaje hacia lo más profundo de ti, a ir soltando todo lo que no te pertenece, a ir poniendo luz a esas partes que tuviste que esconder, ir renunciando a la esclavitud de la aceptación de otros, volver a sentirte segura siendo tú. Sentirte adulta, aceptarte y poder darte la incondicionalidad legítima que un día quizás no recibiste y que aún hoy estás necesitando. Pregúntame sin compromiso.
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