“La vergüenza es el sentimiento o la idea intensamente dolorosa de creer que somos imperfectos y, por tanto, no merecedores de amor ni de pertenecer”. Brené Brown

 

De todas las fuerzas que dan forma al comportamiento humano, el miedo a la humillación y la vergüenza, son de las más poderosas. El miedo más común no es la enfermedad o el accidente, sino ser juzgados y etiquetados de inapropiados, defectuosos o de no estar a la altura.

La parte funcional de la humillación, es que puede evitar que las personas violen los límites sociales establecidos. Tiene un efecto: la incapacitación. 

*Nota: la vergüenza también se asocia a conductas depresivas, destructivas y agresivas. (En este artículo no entraremos tan en profundidad).

Cuando sientes vergüenza por ser quien eres, es como si te hubieses puesto una camisa de fuerza, que no solo te impide hacer algo malo; te impide hacer cualquier cosa. Te bloquea y te paraliza.

Veámoslo de otra manera para ver su efecto, piensa en un área de tu vida en la que te sientas frustrada o estancada: relaciones, trabajo, metas, proyectos personales…

¿Está haciendo absolutamente todo lo posible para obtener lo que desea en estas áreas? Si no, ¿por qué no?

Si el miedo a la humillación es tu problema, tu pensamiento ante estas preguntas serán similares a:

Si hago eso, la gente me va a criticar / me odiarán / se van a reír de mí / me juzgarán” o “Qué pensará mi familia / amigos/ compañeros” o tal vez, simplemente pienses, “Eso me haría parecer estúpida / prepotente / egoísta / débil / inútil / avariciosa“.

Estas frases, en cualquiera de sus variaciones, son mantras de la vergüenza.

Obedecerlos te evita todo tipo de experiencias incómodas pero resulta que, a diferencia de lo que crees, no te evitará la humillación. De hecho, cuanto más obedecemos a nuestro miedo a la vergüenza, más se nos garantiza el sentimiento de humillación. Más nos controla.

 

ELEGIR LA LIBERTAD

 

“Nadie puede hacernos sentir humillación o vergüenza sin nuestro consentimiento. Por el contrario, retirar nuestro consentimiento puede acabar de inmediato con el dolor y la parálisis provocados por la vergüenza. Eso es porque la verdadera causa de la humillación no es ser juzgada o atacada por otros, es vivir de cualquier forma que entre en conflicto con tus valores reales”. Eleanor Roosevelt –

 

Ten tus propios estándares.

La vergüenza corporal existe solo en la medida en que nuestro físico, no coincida con nuestras propias creencias acerca de cómo deberíamos lucir.

¿Son los estándares de belleza iguales para todo el mundo?, ¿Para los africanos?, ¿Para los chinos?, ¿Para los hindú? y ¿Hace 70 años? y ¿Hace 50?

Cambia la creencia de “Debería sentir vergüenza por no ser o estar de xx forma” por, “Soy perfecta tal como soy”

La libertad que te propongo, es la de dejar de pretender  encajar y comenzar a esforzarte por ser tu misma, ser auténtica.

Abraza la creencia de que eres suficiente tal cual eres.

 

“La autenticidad es la práctica diaria de librarnos de lo que creemos que deberíamos ser y abrazar en cambio lo que realmente somos”. Brené Brown.

CÓMO ELIMINAMOS LA HUMILLACIÓN

 

1. ALINEA TUS ACCIONES CON TUS CONVICCIONES.

Si tu comportamiento infringe tus propias normas morales, la humillación será una consecuencia lógica.

Hay dos estrategias para evitarlo.

1. La primera es obvia: no haga nada que crea que está mal o haz siempre lo que consideres moralmente necesario.

Supongo que eres una persona bien intencionada que está tratando de seguir las reglas, pero si tienes problemas persistentes para “ser buena o adecuada” (según tus normas éticas y morales) o si tu vergüenza se desencadena por lo que eres y no por lo que haces, revisa por qué normas te estás rigiendo.

2. En lugar de cambiarte a ti o a tu comportamiento, cambia tus creencias y normas.

Si te sientes incapaz de alinear tus acciones con tus creencias, alinea tus creencias con tus acciones.

Deja de considerarte defectuosa por no estar a la altura de un estándar de belleza inventado e irreal y comienza a integrar en ti, la creencia de que lo realmente defectuoso es querer alcanzar ese estándar y el no valorar tu propia belleza.

Tras darle la vuelta a una creencia que te hace sentir avergonzada, sentirás como el sentimiento de humillación se va evaporando. Muchos han pasado años paralizados por el pensamiento: “Jamás estaré a la altura. Debe haber algo mal en mí”. 

Las cosas comienzan a darse la vuelta cuando, en lugar de ese “debe haber algo malo en mí”,  pensamos “debe haber algo malo en mis normas o creencias”.

Lo efectivo, es cambiar tus creencias y normas, porque son en base a ellas por las que te juzgas y etiquetas como defectuosa o imperfecta. La humillación y la vergüenza solo desaparecerán en el momento en el que tus acciones, comportamientos y formas de ser y estar, sean aceptables para ti. El juicio que más duele y tortura, es el propio; te acompaña haya donde vayas.

 

2. APERTURA.

Una vez que tus creencias sean congruentes con tus acciones, el siguiente paso para desterrar la humillación es la apertura.

Prueba a empezar con una persona de confianza, con la que te sientas segura y libre de juicios, y háblale de eso que te da vergüenza o te hace sentir humillación.

Poco a poco ve ampliando el círculo, hasta que te encuentres hablando sobre el tema con total naturalidad, ábrete al mundo y demuestra tu autenticidad. Recuerda que, en este punto, estas siendo congruente con tus propias normas y creencias.

Brené Brown, famosa por sus investigaciones sobre la vergüenza y la inadecuación, asegura que una de las cosas que tenemos que hacer para librarnos de la vergüenza es reconocerla y hablar de ella, el silencio solo la hará más fuerte.

 

3. SIÉNTETE ORGULLOSA.

Si estás siguiendo tus propias reglas morales, las mismas cosas de las que te avergüenzas son probablemente las cosas de las que puedes sentirte más orgullosa.

Si otros te hacen sentir avergonzado por lo que eres, expresar orgullo por ser quien eres, será el camino hacia la paz interior.

¿Te avergüenzas de tu cuerpo, tu historia, tus amores, tus anhelos? 

Si sabes de corazón que estas cosas son adecuadas para ti, deja de intentar arreglarlas, cambiarlas, reprimirlas o mutilarlas. Compártelas. Muéstralas al mundo en cada ocasión que tengas.

Dilo en voz alta: «Estoy muy orgullosa de mí».

La fuerza y expansión que te da el declarar esto, es el antídoto para la parálisis y comenzar a vivir al completo. Y cada vez que elijas eso en lugar de sentir vergüenza o estancarte por el miedo a la humillación, deberías sentirte orgullosa.

 

Te recomiendo dos libros de Brené Brown:

«Los dones de la imperfección» y «Creía que solo me pasaba a mí, pero no es así».

 

De corazón espero, que todo lo que comparto, te ayude a iluminar allí donde más oscuro se ve.

Un abrazo.

 

Manual de autosanación: «HERIDA. Comprender y sanar a mi niña interior» Un viaje a tu interior que se compone de 30 capítulos y 13 anexos. 594 páginas que te ayudarán a identificar tus propias capas de dolor, de qué se compone cada una de ellas, que entiendas la función que cumplieron y de qué te intentaron e intentan proteger, qué las detona y cuál es su secuencia.

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