Lise Bourbeau concluyó que los sufrimientos humanos pueden resumirse en 5 heridas: el Rechazo, el Abandono, la Humillación, la Traición y la Injusticia.
Para ocultar estas heridas recurrimos a las máscaras como estrategia de supervivencia, creyendo, inconscientemente, que esto nos librará del sufrimiento que nos provocan nuestros conflictos pendientes de resolver. De esta manera hemos aprendido a no mirar allí, a posponer, a ocultar y tapar esperando que por arte de magia se disuelvan, pero sobretodo para no sentirlas.
Estos comportamientos son inconscientes, fueron aprendidos en la infancia a causa de todas esas emociones y situaciones que no supimos gestionar funcionalmente. Esto significa que identificar estos comportamientos nos ayudará a “desaprenderlos”.
Mientras más profunda es la herida, con más frecuencia sufrirás, y esto te obligará a llevar puesta tu mascara más a menudo.
Lise Bourbeau en su libro “Las 5 heridas que impiden ser uno mismo” y “La Sanción de las 5 heridas” plantea de una forma extraordinariamente detallada las características de cada herida que podemos experimentar en esta vida, aquí te dejo pinceladas de cada herida teniendo en cuenta el criterio de Bourbeau y otras fuentes como Victoria Cadarso “Abraza a tu niño interior”.
HERIDA DE RECHAZO (0 – 1 AÑO)
Es la primera herida de todas. Se crea desde la concepción hasta el primer año de vida. El Niño se ha sentido rechazado por el progenitor del mismo sexo y no cree en su derecho a existir.
El rechazo es una herida muy profunda y se manifiesta incluso antes de nacer como es el caso de los bebes no deseados.
Su máscara es “el huidizo”.
Su gran miedo: el pánico.
- Tiene la creencia de no valer nada y se siente constantemente insatisfecho por aquello que es.
- Se siente aislado e incomprendido por el mundo.
- Se suele aislar del grupo, habla poco y se aparta porque tiene miedo de molestar o no parecer interesante.
- Los demás lo perciben como un solitario y esto reafirma su creencia de incomprendido.
- La persona huidiza prefiere no apegarse a las cosas materiales, pues éstas le impedirían huir a sus anchas.
- Intenta alcanzar la perfección en todo lo que hace para no ser juzgado y este miedo hace que pueda convertirse en una persona obsesiva.
- Necesita sentirse reconocido.
- Puede desarrollar estrategias de huida como las drogas, el juego, el alcohol…
El camino a la sanción de esta herida pasa por:
- Hazte consciente de que el rechazo que vives es precisamente porque tú mismo te rechazas. Quienes nos rechazan están en nuestra vida para mostrarnos hasta qué punto nos rechazamos a nosotros mismos.
- Dale la vuelta a ese perfeccionismo y descubre que eres una persona capaz de asumir responsabilidades, eres eficaz y con capacidad de tener en cuenta hasta el más mínimo detalle.
- Comienza a mostrarte poco a poco tal y como eres para trascender ese miedo al rechazo.
- Trabaja en la autoaceptación y el autoconcepto. Eres perfecto tal como eres.
- Reconoce tu capacidad para actuar ante cualquier tipo de circunstancias porque esto te lo da tu gran imaginación y creatividad (la que utilizabas para inventar excusas y estrategias de huida).
HERIDA DE ABANDONO (1 – 3 AÑOS)
Esta herida surge entre el primer y tercer año de vida. Se vive con el progenitor del sexo contrario. Y sucede cuando en cualquier situación, el niño se siente abandonado, apartado o dejado. Ha percibido la ausencia de amor.
Su máscara es “el dependiente”.
Su gran miedo: la soledad.
*Diferencia entre rechazo y abandono:
-Rechazo -> NO ME QUIEREN.
-Abandono -> NO PUEDO ESTAR CONTIGO.
La herida del abandono se sitúa en el plano del TENER y del HACER y no del SER como ocurre con el rechazo.
- Muchas personas que sufren la herida de abandono experimentaron de pequeñas una profunda falta de comunicación con el progenitor del sexo opuesto. Para ellos este progenitor era demasiado reservado/frío, y aún cuando deseaban que se hiciera cargo de ellos, estaban convencidos de que no le interesaban.
- Las personas que sufren de abandono también suele sufrir de rechazo.
- El dependiente es el más propenso a convertirse en víctima.
- Existen grandes posibilidades de que uno de sus padres, o incluso ambos, también lo sean.
- Crea todo tipo de problemas en su vida, pero especialmente problemas de salud para llamar la atención.
- Suelen dramatizar mucho y exagerar.
- La víctima le suele gustar desempeñar el papel de salvador para así sentirse necesitado y garantizar la compañía y atención del otro.
- Sufre de altibajos, durante un tiempo se siente feliz y de pronto se siente malhumorado.
- Prefiere el trabajo en equipo que solo (no tolera la soledad), sufre cuando se le dice NO, puede ser manipulador y chantajista.
- Llora fácilmente, sobre todo cuando habla de sus problemas.
- Necesita atención y presencia de otros, le molesta la exclusión.
- Se fusiona fácilmente con los demás (confluencia).
- Creerse indepediente es una reacción muy común en las personas dependientes. Esto no hace más que acentuar y ocultar la herida de abandono, que no ha sanado.
- Suele usar el sexo para apegarse de otra persona.
«Mientras sigamos teniendo resentimiento hacia un progenitor (consciente o inconscientemente), nuestras relaciones con todas las demás personas del mismo sexo que este progenitor serán difíciles». (Esto aplica a todas las heridas)
En esta herida, así como en todas las demás, la profundidad de la herida determina la profundidad de la máscara.
El camino a la sanción pasa por:
- Hacerte consciente de que la herida de abandono significa que te has abandonado a ti mismo o que abandonas a los demás, las situaciones o los proyectos. Reprochamos a los otros todo lo que nos hacemos a nosotros mismos.
- Perdonar y reconciliarnos con nuestro progenitor (aunque no exista la relación o aunque ya no esté físicamente)
- Aprender a disfrutar de tu soledad ¿qué te gusta hacer?, prueba con la lectura, la escritura, la meditación, pasear…
- Conecta con tus sueños y márcate metas.
- Al darle la vuelta a los limitantes característicos de tu máscara, encontrarás que se esconde una persona tenaz y perseverante capaz de conseguir todo lo que se proponga.
- Reconoce tus fortalezas y date tu valor, despréndete de la aprobación de los demás.
- Cambia la dependencia por la auto dependencia, es natural querer ser aceptados y que nos guste disfrutar de la compañía de los demás (somos seres sociales). Encuentra el equilibrio.
HERIDA DE HUMILLACIÓN (1 – 3 AÑOS)
Esta herida surge entre el primer año de vida y los tres años. Se vive con el progenitor que se hizo cargo del desarrollo físico y sexual del niño, por lo general la madre o el padre cuando desempeña el rol de la madre.
El Niño se sintió humillado por uno de sus progenitores, su libertad fue coartada por una actitud represiva y despreciativa. Sintió vergüenza frente a ese progenitor.
Su máscara es “el masoquista”.
Su gran miedo: la libertad.
- Se sienten indignos, no reconocen su valía, se avergüenzan de sí mismos.
- En apariencia son controladores pero se trata de una estrategia para controlar el no sentir vergüenza, ni por otros ni por sí mismo.
- Vive pendiente de servir y ayudar para sentirse útil y así desconectar de sus deseos y necesidades, hasta el punto de ser incapaz de reconocer sus propios deseos. Esto le aleja de su miedo de sentirse libre puesto que vivir por y para los demás es una forma de encarcelarse.
- La libertad es el mayor temor del masoquista, está convencido de que no sabrá que hacer si llega a ser libre a su antojo.
- Inconscientemente se las ingenia para no ser libre y la mayor parte del tiempo es él el que toma la decisión.
- Le es difícil expresar sus necesidades y lo que realmente siente. No presta atención a sus necesidades.
- Es ocurrente y gracioso, se considera blanco de las risas de los demás lo cual es una manera inconsciente de humillarse y rebajarse.
- Tiene dificultades en el plano sexual debido a la vergüenza que siente.
- En el plano de la alimentación, el masoquista suele ser extremista, por lo general se siente muy culpable y le avergüenza comer lo que sea, sobre todo lo que considera alimentos que engordan, como el chocolate. Sin embargo, se recompensa alimentándose, la comida es su tabla de salvación, su manera de gratificarse.
Para adquirir conciencia de esta herida, el masoquista debe reconocer hasta qué punto se avergüenza de sí mismo o de otras personas, y cuántas personas se han avergonzado de él. También de las numerosas ocasiones en que se humilla a sí mismo.
El camino a sanar esta herida pasa por:
- Comenzar a darte permiso de experimentar a través de todos tus sentidos.
- Trabajar en tu autoconocimiento para recordar aquello que eres, aquello que sientes, lo que quieres, tus necesidades, tus deseos, tus fortalezas…
- Dejar de cargar con asuntos de los demás para atenderte.
- Ayudar a los demás sin desatenderte, marcando tus propios límites.
- Conectar con tu espíritu aventurero y sensual.
- Aprende a gestionar tu vergüenza -> revisa tu código ético y moral.
Indaga:
- ¿Tu emoción más recurrente es la vergüenza?
- ¿Antepones las necesidades y deseos de los demás a tus necesidades y deseos?
- ¿Tienes en cuenta tus opiniones o simplemente te cuesta formarte una opinión?
- ¿Temes ser castigado si disfrutas demasiado de la vida?
- ¿Sientes asco de ti mismo?
- ¿Tu humor pasa por humillarte?
HERIDA DE TRAICIÓN (2 – 4 AÑOS)
*Detrás de una herida de traición siempre hay una herida de abandono.
Esta herida surge entre los 2 y 4 años de edad con el progenitor del sexo opuesto. El Niño se siente decepcionado por no haber sido colmada su necesidad de atención. Ha perdido la confianza en ese progenitor, a veces se trata de promesas no cumplidas, señales de debilidad o mentiras.
Su máscara: “el controlador”.
Su gran miedo: la separación y que le repudien.
- Para el controlador su aspecto físico es fundamental.
- No tolera la traición ni la reconoce en sí mismo, ya que no desea admitir que puede traicionar.
- Tienen una personalidad fuerte y con frecuencia usan la expresión “¿me entiendes?”, considera que cuando alguien más lo entiende significa que está de acuerdo con él, aunque no siempre esto es así.
- Se las ingenia para no participar en situaciones conflictivas o en las que pueda perder el control.
- Son rápidos y tienen poca paciencia con los más lentos (en cualquier ámbito).
- Tiene muchos altibajos en su estado de ánimo.
- Suele ser muy puntual y no tiene tiempo que perder.
- La herida se activa cuando alguien no cumple con sus compromisos.
- Temen comprometerse porque temen la separación.
- El controlador debe trabajar su paciencia y tolerancia, sobre todo cuando ocurren situaciones que le impiden hacer las cosas a su modo y de acuerdo a sus expectativas.
- Le es difícil delegar, prefiere hacerlo él mismo para controlar que todo sale como espera.
- Se ocupa mucho de los asuntos de los demás, pero para organizar sus vidas.
- Cuando el controlador se hace cargo de problemas ajenos siente que los demás son más débiles que él, es una forma disfrazada de mostrar su propia debilidad.
- El ego del controlador se altera fácilmente cuando alguien lo reprende por lo que hace.
- No quiere mostrar vulnerabilidad por temor a que alguien la aproveche y lo controle.
- Le aterroriza que le mientan.
«La causa principal de una herida es nuestra incapacidad de perdonar lo que nos hacemos a nosotros mismos o lo que hacemos sufrir a otros».
El camino para sanar esta herida pasa por:
Como con todas las heridas, el primer paso para sanarla es hacernos conscientes de la activación de nuestra máscara.
Identificar la máscara para sanar la herida.
- Confía en los resultados y sé flexible con ellos, no todo sale como nos hubiese gustado pero ten presente que la base de todos los éxitos es PRUEBA-ERROR-PRUEBA. El fracaso no existe, existe el aprendizaje.
- Trabaja en prestarte atención, en atenderte y escucharte, dejarás de necesitarlo a toda costa del exterior.
- No vuelques expectativas en los demás, lo único que puedes controlar es a ti mismo.
- Trabaja tu paciencia con los demás, cada uno tiene sus propios procesos. Tú tuviste y tienes el tuyo. Desarrolla tu empatía.
- Ten presente siempre esta frase “si yo fuese tú, habría hecho lo mismo”, porque si yo fuese tú tendría tu bagaje y todas tus circunstancias.
- Acepta tus debilidades, son simplemente áreas de mejora, no te convierten en mejor o peor y lo más importante: no son eternas.
Indaga:
- ¿En qué medida y de qué forma te estás traicionando tú?
La creación de tu máscara expresa la más grande traición de todas. Piénsalo.
HERIDA DE INJUSTICIA (4 – 6 AÑOS)
Se crea entre los 4 y 6 años de vida con el progenitor del mismo sexo.
El Niño ha sufrido la frialdad del progenitor y no ha sabido expresarse ni ser él mismo en su presencia. Su reacción ha sido buscar la perfección y bloquear la expresión de su individualidad.
Su máscara: “el rígido”
Su gran miedo: la frialdad.
La persona que sufre de injusticia es la que no se siente apreciada o respetada, o cree no recibir lo que se merece. La reacción ante la injusticia consiste en deslindarse de lo que siente con la idea de protegerse.
- Los rígidos procuran la justicia y la exactitud a toda costa lo que lo convierte en una persona muy perfeccionista.
- Quien sufre la injusticia es más propenso a sentir envidia.
- Se caracterizan por un cuerpo erecto, rígido y proporcionado, tiene temor a subir de peso y hará todo lo posible por no engordar.
- Invierte mucho tiempo en pretender que todo sea perfecto y no le gusta retrasarse, lo que a menudo le hace llegar tarde.
- La religión tiene más probabilidad de influir o repercutir en la persona rígida que en quienes sufren otras heridas.
- Lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto son muy importantes para él y de hecho lo que guía su vida.
- Son muy exigentes consigo mismos y tienen una capacidad enorme de imponerse tareas y autocontrolarse.
- Nunca se permite parar, divertirse ni descansar, esto hace que sea propenso a sentir agotamiento profesional.
- Le gusta que sus conocidos estén al corriente de todo lo que hace y lo que debe hacer.
- No les gusta recibir regalos pues se sienten en deuda.
- Le gusta el orden, pudiendo llegar a la obsesión.
- Rara vez se enferma y no van al médico, aunque esto tenga un efecto rebote en el futuro.
- Es del tipo de persona para quien es difícil dejarse amar y demostrar amor. Pasa por una persona fría y no afectuosa.
- El respeto y el honor son de suma importancia para él.
- En lo sexual tiene dificultades para abandonarse y sentir placer, le resulta difícil expresar toda la ternura que siente, es hábil en fingir que goza.
*Si te ves en la herida de injusticia, es importante recordar que el progenitor del mismo sexo la tuvo y se vive a través de él o ella.
Sanar esta herida pasa por:
- Reconocer y aceptar incondicionalmente tus heridas, es fundamental aceptar las máscaras que has permitido que tu ego cree para ocultar tus heridas y evitarte sufrimiento.
- Amar y aceptar una herida significa reconocerla, saber que has vuelto a la tierra a trascenderla y aceptar que tu ego ha deseado protegerte al crear una máscara.
- Siéntete agradecido por haber tenido el valor de crear y conservar una máscara que ha contribuido a ayudarte a sobrevivir.
- Observar tu diálogo interno y ten presente que tú no eres tu pensamientos.
- Trabaja en un diálogo interno positivo.
- Dale la vuelta a tu perfeccionismo y utiliza esa fuerza de voluntad de forma funcional para alcanzar tus objetivos.
- Ponte límites, el descanso es necesario, date permiso de parar. HACER y TENER no tiene nada que ver con tu valía.
- Permítete sentir enfado, ¿qué hay detrás de esa emoción?,¿qué viene a decirte?
- Crea rutinas en tu día a día de autocuidados y amor propio, es lo que a tu niño le faltó.
Indaga:
- ¿De qué forma estás siendo injusto contigo mismo?
- ¿De qué forma estás siendo injusto con los demás?
«Es importante sanar el vínculo con nuestros padres, sólo así dejaremos de repetir el mismo patrón de conducta».
¿Qué podemos hacer una vez identificadas nuestras heridas?
1. AGRADECER. Has descubierto una parte de ti que desconocías, y esto te ha permitido reconocer muchos comportamientos y patrones con los que tu ser más profundo no se identifica. Agradece el descubrimiento y agradece el tiempo que esa máscara(as) te ayudo a “sobrevivir”, ahora como adult@ no la necesitas.
2. RECONOCER. Una vez identificada la herida te invito a que realices una introspección y encuentres comportamientos en los que reconozcas a esa niña herida.
3. EVALUAR. Los resultados obtenidos viviendo tras la máscara. En el intento de alejarte del sufrimiento has obtenido más sufrimiento.
4. ACTUAR. Estoy segura de que una vez que has identificado tus comportamientos de niña herid@ y haberte hecho consciente del «para qué» de tus máscaras, vas a decidir actuar como la adulta que eres. Cuando haces el trabajo con tu niñ@ interior terminas entendiendo que todos, en alguna ocasión, nos hemos sentido dominados por él y que atendiéndolo y cuidándolo todo comienza a fluir.
IMPORTANTE: Seguro que te sientes identificado con más de una de las heridas, es completamente normal, la menos común es la herida de humillación, no conozco a nadie que no se identifique con al menos dos de las heridas, yo incluida 🙂
**No utilices esta información para ponerte etiquetas ni juzgarte, utilízala para comprenderte, para entender tus patrones de comportamiento, para aprender a atender a tu niñ@ que hoy es tu responsabilidad.
De corazón espero, que todo lo que comparto, te ayude a iluminar allí donde más oscuro se ve.
Un abrazo.
Manual de autosanación: «HERIDA. Comprender y sanar a mi niña interior» Un viaje a tu interior que se compone de 30 capítulos y 13 anexos. 594 páginas que te ayudarán a identificar tus propias capas de dolor, de qué se compone cada una de ellas, que entiendas la función que cumplieron y de qué te intentaron e intentan proteger, qué las detona y cuál es su secuencia.
Herramientas de vida: «TRABAJAR EN MÍ». Una guía que te ayuda a identificar y transformar cada uno de los comportamientos y conductas que te vienen saboteando, en recursos que te impulsen y te ayuden a ver tu realidad desde otro lugar.
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Te acompaño en tu proceso: Te acompaño en ese viaje hacia lo más profundo de ti, a ir soltando todo lo que no te pertenece, a ir poniendo luz a esas partes que tuviste que esconder, ir renunciando a la esclavitud de la aceptación de otros, volver a sentirte segura siendo tú. Sentirte adulta, aceptarte y poder darte la incondicionalidad legítima que un día quizás no recibiste y que aún hoy estás necesitando. Pregúntame sin compromiso.
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Hola Laura, gracias por todo tu bendecido aporte. Tengo 45 años, me cuesta y siempre me costo mucho, confiar en mis parejas, siento que no me dicen la verdad, las cuales a muchas, solo atraje para sexo, y evitaban compromiso, prefiriendo o valorando mas a otras mujeres mucho menos agraciadas que yo (sin desmerecer a nadie). Mi madre me ha mentido y ocultado cosas siempre, nunca acepto mi forma de ser, y comparaba lastimosamente con mi hermana, a quien termino prefiriendo y a mi excluirme de todo afecto familiar, boicoteando de adulta, mis relaciones laborales, familiar, de amistad y tbn parejas, intentando mediante rumorologia, que estas tbn me excluyeran, sufri abuso a mis 7 años aprox, del cual mi madre me culpo. Mi padre era alcoholico, y no estaba para mi, ni para nadie… no se como encontrar la punta del ovillo, siento que tengo todas las heridas.
Querida Paula, es natural sentirnos identificadas con más de una herida. Por eso es importante conocer nuestra historia, aprender a narrarla, ponerle nombre a lo que nos faltó (porque hoy lo necesitamos y buscamos) y a lo que nos sobró (porque hoy buscamos equilibrarlo y compensarlo). Cuando vivimos una infancia llena de negligencias y abusos, nuestras heridas son muy profundas, así como todos los mecanismos y estrategias que tuvimos que elaborar de niñas para sobrevivir y adaptarnos a ese entorno tan doloroso. Todos esos mecanismos defensivos (de protección) son los que hoy nos sabotean y nos hacen revivir aquellas experiencias dolorosas, esto es la paradoja de las heridas: en un intento de evitarnos volver a sentir el dolor, lo atraemos inconscientemente una y otra vez otorgándonos la oportunidad de darle un nuevo final a nuestra historia. No puedo resumir en un solo comentario todo lo que supone un proceso de sanación, no hay espacio y no todo vale para todo el mundo. Cada uno tenemos nuestra historia, nuestra forma de vivirla en el presente y nuestras circunstancias particulares. Pero si quiero enviarte un mensaje de esperanza Paula, nuestras heridas no nos determinan, nuestra historia vincular temprana codificó la forma en la que hoy nos regulamos y la forma en la que nos vinculamos con un otro, pero igual que lo aprendimos podemos desaprenderlo. Debemos darle voz a esa niña interior que sigue herida, darle voz, que pueda expresar aquello que no supo o no pudo experimentar para así poder liberar todas emociones que siguen almacenadas en nuestro interior como pólvora a punto de estallar. Tu parte adulta debe convertirse en ese padre y esa madre amorosa que la niña que fuiste necesitó tener. No tengas prisa Paula, sanar nuestras heridas es un proceso en el que muchas veces sentimos ir hacia atrás, requiere de compromiso, presencia, paciencia, comprensión, apertura y mucho amor hacia la niña que fuiste y la mujer que eres hoy. Te recomiendo comenzar tu proceso en compañía de un profesional. Un abrazo Paula.