La sombra, concepto acuñado por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, representa todos aquellos aspectos de nosotros mismos que rechazamos, consciente o inconscientemente. Se trata de una parte que hemos repudiado por la educación recibida, o bien porque la tememos, o incluso porque no es socialmente aceptable. Sea como sea, esa parte de nosotros permanece oculta y enterrada, en ocasiones, en niveles muy profundos de nuestro interior.

En su mayor parte se compone de deseos reprimidos e impulsos inaceptables que hemos excluido de nuestra propia autoimagen, de cómo nos vemos a nosotros mismos. Estas motivaciones son percibidas como indeseables para nuestro “ideal” de lo que somos o, más bien, de lo que “creemos” que somos.

A nivel individual, se trata de los aspectos negativos de la personalidad, la suma de todas aquellas cualidades desagradables que desearíamos ocultar y las funciones insuficientemente desarrolladas. A nivel colectivo, abarca desde el conjunto de valores morales y sociales hasta la sombra familiar, incluyendo la propia sombra y la de nuestros padres.

 

Qué es la sombra personal

 

La sombra representa el lado oscuro de nuestra personalidad, donde se esconden los instintos más primitivos de nuestro pasado evolutivo y los aspectos rechazados por nuestra mente consciente y social. Este lado oscuro se manifiesta en nuestros miedos, frustraciones e inseguridades cuando surge la confrontación entre nuestra identificación con ciertos valores que una cultura nos ha impuesto, y ciertas actitudes y rasgos inconscientes de nuestra personalidad que el «Yo consciente» rechaza por no reconocerlos como propios.

La sombra personal es la parte psíquica de nuestra personalidad no asumida por nuestro consciente social predominante (autoimagen). Es el aspecto que consideramos negativo de nuestra personalidad que está contiguo a la conciencia y que no desaparece, se mantiene oculto y al acecho la mayor parte del tiempo, manifestándose cuando hay algún altercado molesto o situación conflictiva con los demás que genera emociones intensas.

A menudo, tenemos sentimientos que nos resultan inaceptables socialmente y los desterramos de nuestra parte consciente para no sentirlos, aunque de vez en cuando podemos percibir esa sombra inconsciente escondida detrás de nuestro rechazo inflexible hacia diferentes cuestiones personales, o detrás de sentimientos sutiles de culpabilidad e inseguridad.

La sombra personal se va desarrollando desde la infancia a partir de nuestras experiencias y aprendizaje social, donde vamos desechando aquellas ideas o conductas que no consideramos adecuadas según las normas morales y el contexto cultural en el que nos hemos educado. Cuando un niño tiene un pensamiento o conducta que cree que es inaceptable para la sociedad en que vive, sentirá un malestar y una incomodidad tan desagradable que termina reprimiendo o adormeciendo esa parte de sí mismo que considera prohibida. Y para rellenar ese vacío el niño crea un «falso Yo», cuya función es mitigar el sufrimiento por la pérdida de su integridad original, su totalidad individual.

 

Si a un niño le enseñan que existen “malos pensamientos”, le estarán inculcando un miedo moral hacia su propio mundo interior, que tratará de anestesiar, reprimir y extirpar de su experiencia interna. La gran mayoría de los seres humanos cargamos desde la infancia con una gran cantidad de sufrimiento inconsciente que no hemos sabido aliviar.

 

Todas las personas llevamos dentro un ángel y un demonio, una parte «correcta», noble y amable (nuestra máscara social consciente) y otra parte oscura, reprimida y generalmente inexplorada que alberga instintos heredados (como la rabia, la violencia, el odio, la mentira, la vergüenza, los celos, la culpa…) e ideas homicidas, suicidas, sádicas o lujuriosas. La sombra personal es una parte del inconsciente que conforma nuestro ego (nuestro Yo), esa parte donde hemos ido desechando todo lo que no se acomoda a nuestro ego ideal durante el proceso de desarrollo de nuestra personalidad. El resultado es la reducción progresiva de nuestra identidad, empobreciendo y distorsionando lo que creemos que somos, además de sentirnos perseguidos continuamente por nuestra propia sombra que lucha para hacerse oír ante la conciencia, camuflándose en forma de ansiedad, miedo, vergüenza, culpa o tristeza.

Por eso, también contiene todo tipo de capacidades potenciales que no hemos desarrollado (la sombra dorada), cualidades que no hemos manifestado porque las hemos desterrado a las profundidades de nuestra mente y que son parte de nuestra propia humanidad, de nuestra verdadera naturaleza. Solo aceptando la existencia de la sombra podremos descubrir las cualidades que encierra, porque no solo contiene el mal, simplemente es lo opuesto al ego. Lo que hemos reprimido contiene también cualidades buenas como instintos «normales», impulsos creadores, sabiduría instintiva y una gran energía que podemos utilizar de forma positiva, porque la sombra está contigua al mundo de los instintos. Ante una situación de peligro inminente para la supervivencia del cuerpo nuestra naturaleza animal toma el mando y actúa de manera inmediata, pasando por encima de nuestro Yo consciente.

La oscuridad está presente en cada individuo. Hitler, Stalin… no pertenecían a una raza maligna diferente a la nuestra, eran seres humanos como nosotros. Cuando el ser humano no acepta esa parte negativa de su propio psiquismo, fruto de haber desarrollado un ego, negando su propia maldad, culpabilidad o sentimiento de inferioridad, necesita proyectarla sobre los demás para después percibir que son los otros los mezquinos, culpables o malvados. El fenómeno de la proyección es un mecanismo mental (emocional y social) inconsciente que consiste en atribuir al mundo externo nuestra propia culpabilidad, ruindad y maldad, para luego sentir que lo negativo procede del exterior (lo que reduce nuestra ansiedad) y después pasar a perseguirlo y aniquilarlo.

 

Con nuestras partes negadas construimos al enemigo, percibiendo en él sólo aquellos aspectos que nos resultan insoportables en nosotros mismos, convirtiéndose así en el espejo de nuestro propio Yo: odiamos a nuestro enemigo en la misma proporción en que odiamos ciertos aspectos de nosotros mismos.

 

Hasta que no reconozcamos cada una de nuestras partes permaneceremos divididos, incompletos; esto nos quita fuerza, nos quita poder, disminuye nuestras opciones.

El reconocimiento nos permite contar con cada una de nuestras partes, nos hace tener más posibilidades para responder ante las situaciones que se nos presenten, alcanzar un “yo” más integrado y fuerte. Hasta que no reconozcamos cada una de nuestras partes no podremos elegir y decidir de forma consciente, nos veremos queriendo ir en una dirección y nuestra vida se moverá en otra.

Nos va a permitir convivir de forma consciente con nuestra luz y con nuestra oscuridad y nos permitirá hacernos cargo de nuestra autoeducación (administrar y domesticar cada uno de nuestros yoes)

La clave: R E C O N O C I M I E N T O

RECONOCER= 1. ‘Identificar’, ‘someter a examen o reconocimiento’, ‘admitir como cierto o legítimo’ y ‘agradecer’.

 

¿Cómo saber cuándo proyectamos, cuándo entramos en el territorio de la sombra?

 

Cuando alguien, con su actitud o sus ideas, nos afecta emocionalmente y respondemos de forma exagerada en su contra (reacción emocional desproporcionada), lo más probable es que estemos proyectando nuestra sombra. Aunque las proyecciones también pueden ser positivas (idealización, admiración), generalmente lo que advertimos en los demás son esas cualidades que nos resultan más insoportables de nosotros mismos.

Entonces para descubrir estas cualidades de nuestra sombra debemos investigar qué actitudes y rasgos nos molestan de los demás y en qué grado nos afectan. Si yo lo que más odio y detesto es la soberbia por ejemplo, lo más probable es que esté ante cualidades de mi propia sombra personal, aunque me sea extremadamente difícil admitirlo.

Por supuesto que no todo lo que criticamos es una proyección, pero si actuamos desproporcionadamente ante lo que objetivamente no tiene tanta importancia significa que algo se ha activado en nuestro inconsciente. Si asumimos la responsabilidad de nuestras propias emociones en la generación del proceso de la proyección, podremos cambiar nuestra idea y sentimiento hacia la gente que nos rodea por otra visión más realista y justa.

Como enseña la psicología en general, el diálogo frente a frente entre la conciencia y su sombra es una necesidad terapéutica. La mejor forma de integrar nuestras partes opuestas internas, de dar luz a nuestra sombra personal, es afrontarla y querer conocerla conscientemente, admitir que esas características y atributos negativos que negamos en nosotros realmente residen en la parte oscura de nuestra personalidad, que nuestra sombra contiene los aspectos más primitivos e inadaptados de nuestra naturaleza que hemos rechazado por motivos sociales, culturales y morales.

Tener conciencia de nuestra sombra es un difícil reto moral, un conocimiento doloroso de adquirir, que comienza con “querer darse cuenta” de nuestra parte negativa que el ego ha rechazado: nuestra maldad, avaricia, codicia, envidia, celos… para así hacer conscientes nuestros conflictos inconscientes. Solo así podremos aprender a adueñarnos de nuestras proyecciones y recobrar toda la energía y fortaleza que oculta nuestra sombra.

 

Cuando descubrimos nuestro lado oscuro empezamos a relacionarnos con nuestro inconsciente (que va dejando de ser un desconocido) y vamos reorganizando nuestra personalidad y expandiendo nuestra identidad.

 

Algunos aspectos para gestionar la sombra:

Dejar de culpar a los demás.
•Asumir nuestra responsabilidad.
•Ir paso a paso (la paciencia y la confianza son indispensables).
Renunciar a la perfección.
Soltar la expectativa y abrazar la incertidumbre.

 

Hay que prestar atención a nuestros síntomas físicos y a nuestras neurosis para descubrir su lenguaje, sin tratar de interpretarlo y dejando al margen nuestras creencias, desarrollar nuestro «Testigo interno». El «Testigo interno» es un observador que se separa de la corriente de contenidos internos, y puede observar (sin rechazar, sin juzgar, sin apegarse). «Ser dueño de sí, ser el propio Amo»

Aceptar mi sombra, por ejemplo la ira, no significa actuar según sus mandatos (peleando, destrozando cosas, gritando…), sino ser consciente de mi rabia para después poder integrarla en mi mundo mental. Para conocer lo más posible mi totalidad individual debo examinar cuáles son mis límites, cuál es mi capacidad para hacer el bien y cuánto mal puedo llegar a realizar, y ser consciente de que ambos, «el bien y el mal», forman parte de mi naturaleza.

Si asumo mis demonios internos (mis temores, decepciones, proyecciones y traumas del pasado), los puedo transformar en mis aliados al utilizar su energía psíquica para fines más positivos.

Jung decía: «No hay luz sin sombra, ni totalidad psíquica libre de defectos, por lo que nuestra tarea en la vida no es que seamos perfectos sino completos», aceptándonos plenamente al integrar nuestra sombra en la personalidad para hacerla consciente y poder llegar a un acuerdo con ella, para poder controlar sus manifestaciones.

Esta integración nos enriquece al complementarse los impulsos de la sombra con otros aspectos personales conscientes, y quizá podamos llegar a lo que Jung denominó el proceso de individuación, la autorrealización total y profunda de uno mismo.

 

“Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad” -Carl G. Jung-

 

¿Qué parte de ti estás olvidando?
¿Qué parte de ti ya no dejas salir?
¿Qué parte de ti está llevando el mando?
¿Qué parte de ti necesitas domesticar?
¿Qué temes mostrar?
¿Qué parte de ti te avergüenza?
¿Qué parte de ti has sobredimensionado para «protegerte»?
¿Qué partes de ti creaste para compensar otras?
¿Qué parte de ti echas de menos?

El gran desafío es habilitar al observador que hay en mí, hoy aquí y ahora. Sólo ve, no juzga, no interpreta; sólo ve, reconoce qué le es propio (sus pensamientos, emociones, actitudes, respuestas…); lo asume.

 

De corazón espero, que todo lo que comparto, te ayude a iluminar allí donde más oscuro se ve.

Un abrazo.

 

Ya está a la venta «TRABAJAR EN MÍ». Una guía que te ayuda a identificar y transformar cada uno de los comportamientos y conductas que te vienen saboteando, en recursos que te impulsen y te ayuden a ver tu realidad desde otro lugar.

¡Únete al canal de TELEGRAM! Un espacio en el que te compartiré herramientas y recursos para reflexionar, crecer y evolucionar juntas. Espero que se convierta en esa ventana donde poder encontrar un poquito de luz que ilumine allá donde más oscuro se ve.

Te acompaño en tu proceso: Te acompaño en ese viaje hacia lo más profundo de ti, a ir soltando todo lo que no te pertenece, a ir poniendo luz a esas partes que tuviste que esconder, ir renunciando a la esclavitud de la aceptación de otros, volver a sentirte segura siendo tú. Sentirte adulta, aceptarte y poder darte la incondicionalidad legítima que un día quizás no recibiste y que aún hoy estás necesitando. Pregúntame sin compromiso.

Conoce todas las herramientas y recursos que he creado para ti. Comienza el camino del autoconocimiento, aprende a indagar en ti, a observarte, escucharte, atenderte… Comprende porqué ves el mundo como lo ves y todo lo que puedes hacer al respecto. Tienes todo en la pestaña «recursos».

Suscríbete a la newsletter y descárgate el método«El camino de regreso a mí. un viaje de vuelta». Con este método, te invito a no quedarte en lo obvio, a leer entre líneas, a rascar en la superficie y mirar qué hay detrás de todo lo que te rodea, de tus reacciones, de las experiencias y situaciones que repites y se repiten en tu vida.

Recuerda que en Instagram y Facebook te comparto herramientas a diario.

Puedes escucharme en «SOY HUMANA», el podcast de @tucambiocomienzaaqui en el que cada semana hablamos de todo aquello que nos preocupa a diario y que de alguna manera nos impide ver todo aquello que sí funciona, que sí va y que sí tenemos. En cada episodio hablamos de cómo lidiar con todo eso que, de alguna manera nos bloquea, nos limita y nos hace olvidar que somos human@s.

 

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle información relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Leer Más