La Autorregulación es nuestra capacidad para modular e influir en nuestra experiencia emocional utilizando estrategias cognitivas, fisiológicas o conductuales. Son aquellos mecanismos que ponemos en marcha ante la aparición de una emoción/emociones intensas que hacen sentirnos amenazados o en peligro para devolvernos un estado de calma y seguridad. Esta habilidad/capacidad nos permite mantener «el control» en momentos en que somos “impactados” por algún evento o estímulo que influye en nosotros emocionalmente.
NOTA IMPORTANTE: Aunque utilice el término «autocontrol», las emociones NO SE CONTROLAN, se gestionan y se regulan. Lo que podremos controlar con esta regulación serán nuestros impulsos (reacciones emocionales automáticas).
En el lado opuesto está la impulsividad y el descontrol emocional, que alteran nuestra capacidad de razonar.
El Autocontrol es, por tanto, una de las consecuencias de haber desarrollado nuestra capacidad de autoregularnos para así, ante diversas situaciones, mantener la coherencia y controlar nuestros impulsos más primitivos.
OBJETIVOS DE LA GESTIÓN EMOCIONAL Y AUTOCONTROL DE NUESTROS IMPULSOS
1. Expresar adecuadamente las emociones: Comprender que el estado emocional interno no necesita ser expresado externamente.
2. Regular la expresión emocional: Regular la impulsividad, tolerar la frustración y prevenir estados emocionales negativos.
3. Habilidad para afrontar retos y situaciones de conflicto: Gestionar la intensidad y la duración de los estados emocionales.
4. Capacidad de controlar la ansiedad: Saber cómo tranquilizarse a sí mismo, aprendiendo recursos que nos ayuden a devolvernos el equilibrio y la tranquilidad interna.
5. Capacidad para sostenerme en las emociones incómodas y gestionar los pensamientos asociados a ellas: Establecer el propio bienestar emocional para conseguir una mejor calidad de vida. Gestión de pensamientos. ¿Qué historia me estoy contando acerca de esto que pasa?, ¿De qué otra forma se puede ver?, ¿Qué necesito ahora mismo?, ¿En qué medida puedo influir para trascender/solucionar/resolver esto que ocurre?, ¿Qué es lo mejor que puedo hacer?
6. Habilidad de moderar la propia reacción emocional ante una situación, ya sea la emoción cómoda o incómoda (por ejemplo: no sería conveniente expresar excesiva alegría ante otras personas, que están pasando en ese momento por situaciones problemáticas o desagradables). Requiere de desarrollar autoconsciencia emocional, empatía y asertividad.
TÉCNICAS DE AUTOCONSCIENCIA EMOCIONAL
1. Tomar conciencia de lo que se está sintiendo
Es importante aprender a darse cuenta del momento mismo en que somos invadidos por una emoción fuerte. Tomar conciencia de lo que se está sintiendo, especialmente con emociones como la ansiedad, la rabia y el miedo intenso. Es necesario estar en conexión con nuestro cuerpo, aprender a leer su idioma: las sensaciones.
2. Respeta tus limitaciones
En situaciones de emociones intensas, algunas personas sufren de bloqueos, y se quedan paralizadas. Y cuando el miedo es muy fuerte se transforma en pánico. El autodominio empieza con el respeto de nuestras propias limitaciones para no frustrarnos con situaciones o cosas que no se pueden controlar.
El autocontrol de nuestros impulsos viene a consecuencia de nuestra capacidad de gestionar nuestras emociones y autorregularnos, esto no significa ahogar o reprimir las emociones, sino sostener, regular la intensidad y desde la autoconsciencia responder a la situación o estímulo.
CÓMO TENER AUTOCONTROL DE LOS IMPULSOS EMOCIONALES
1. Reconocer los detonadores
Saber cuáles son los detonadores de una determinada emoción ayudará a estar alerta en el momento que aparezcan esos estímulos que pueden indicar una pérdida de control. Pueden ser palabras, frases, situaciones, lugares, incluso personas. Es importante trabajar en su detección.
2. Conciencia de los propios cambios corporales
De esta manera seremos conscientes del momento en que se detectan señales de alarma de una posible explosión emocional. Esas señales que son respuestas fisiológicas programadas, permiten a la persona tomarse un descanso, alejarse de una situación que le desborda o cambiar su estado emocional negativo por otro más positivo que haga de su incidente una fuente de satisfacción y crecimiento personal en lugar de vivirlo como una carga.
3. Mantener la mente en calma
Cuando la mente permanece en calma, el rendimiento de la memoria operativa es óptimo, pero cuando tiene lugar una urgencia o aparece el estrés, el funcionamiento del cerebro cambia a una modalidad de defensa centrada en la supervivencia, consumiendo recursos de la memoria operativa y transfiriéndolos a otras localizaciones cerebrales que le permita mantener los sentidos en estado de hipervigilancia. Desgraciadamente, la vida moderna desencadena constantemente este tipo de respuesta de estrés cuando no podemos ni luchar, ni huir, lo que conduce a un aumento crónico de la presión sanguínea, de la tensión muscular, la irritabilidad, la angustia y la depresión, haciendo que descienda la eficacia del sistema inmunitario.
Cuando nos hallamos ante una serie de acontecimientos que provocan estrés, mantenemos un alto nivel de excitación sin descanso, lo que hace que podamos llegar al agotamiento, o que respondamos ante cualquier pequeño estímulo con una reacción exagerada.
4. Desarrollar la Inteligencia emocional
Las personas emocionalmente inteligentes saben gestionar sus emociones para poder mantener la atención y seguir pensando con claridad aún en medio de una situación crítica. La ansiedad reduce la capacidad para comprender y responder; cuando el miedo o una tensión excesiva atenazan a una persona, le impide tomar decisiones y esto puede tener consecuencias negativas.
Trabaja en tener un correcto equilibrio emocional: Ni ser personas reprimidas ni tampoco impulsivas, sino entrenadas en la gestión de las propias emociones, sentimientos y pensamientos. EQUILIBRIO.
La base fundamental es el AUTOCONOCIMIENTO, esto sirve para todo en la vida.
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